Una realidad a la que no son ajenos los más jóvenes. Cualquier niño sabe qué es un iPhone, y los hay que manejan las pantallas táctiles con una soltura propia del usuario más avanzado.
Según el Instituto Nacional de Estadística, (INE), el 63% de la población infantil (de 10 a 15 años) cuenta con un teléfono móvil; cifra que se dispara hasta más del 90% en los jóvenes de 15 años. Estos datos convierten en inevitable la pregunta ‘¿a qué edad conviene comprar a un niño su primer móvil?’
Este interrogante preocupa a muchos padres en la actualidad, y su respuesta suele estar determinada por la presión social del entorno del pequeño. No en vano, estos dispositivos se han convertido en una herramienta fundamental de comunicación entre los más jóvenes, sobre todo a raíz del auge de aplicaciones de mensajería instantánea como WhatsApp.
Esto, sumado a la paternal preocupación por tener localizado al pequeño en cualquier momento y a su más que probable chantaje emocional (el “es que Jaimito y Jorgito ya tienen uno y…” hace mucho daño) puede llevar a la compra del smartphone antes de tiempo. Lo expertos consideran que la edad idónea se encuentra entre los 14 y los 16 años, momento del inicio de la etapa social por excelencia. En cualquier caso, son muchos los elementos a tener en cuenta.
Riesgos
El teléfono móvil ha traído consigo innumerables ventajas, pero también algunos inconvenientes. El problema, por supuesto, no es de la tecnología en cuestión sino del uso que se hace la misma.La dependencia estos dispositivos se ha convertido en una adicción que pasa desapercibida pero que perjudica a buena parte de la población. La llamada nomofobia afecta a un 53% de los españoles, según el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), y ha influido tanto en las relaciones sociales que cada vez son más las voces que se alzan contra los malos hábitos que implica. Desde artistas de la prestigiosa revista The New Yorker, hasta plataformas populares como Stop Phubbing (así se conoce al gesto de mala educación en el que una persona ignora a otra por estar utilizando el teléfono).
Por otra parte, al igual que ocurre con las redes sociales, el móvil puede ser una plataforma idónea para acosadores. El ciberbullying, por desgracia, está a la orden del día; más cuando con el smartphone, la circulación (y consecuente viralización) de fotos y vídeos se simplifica hasta límites insospechados. No son pocos los casos aparecidos en los medios con palizas y humillaciones de por medio.
Recomendaciones
La sensatez y la responsabilidad son 2 conceptos que han de ir de la mano, aunque siempre conviene tener presente algunos consejos destacados por los expertos:· Desde el principio, poner límites. Dejar claro cuándo y dónde puede utilizarse el móvil. En el colegio, siempre apagado, y nunca dejar que se lo lleven a la cama por la noche. Controlar también que no les quita tiempo de estudio.
· Dar ejemplo. Los padres son los primeros que no han de obsesionarse con el teléfono móvil, y, siempre que sea posible, dejarlo de lado al llegar a casa, sobre todo en momentos como la hora de sentarse a la mesa. Fomentar el uso del fijo para hablar con quien sea necesario es una buena opción.
· Controlar el gasto. Es importante que, como con otras cosas, el niño valore el coste que tiene usar el smartphone. ¿Por qué no fomentar que destine parte de su paga a pagar la factura del móvil?
· Ser flexible. No hay que ser un ‘sargento de hierro’. Al principio, lo ideal es que sólo utilice el teléfono cuando salga solo o durante su tiempo libre, como en los fines de semana. Si su uso es responsable y positivo, ir ampliando los límites.
FUENTE: ÁLVARO BARBADO
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