lunes, 7 de abril de 2014

¡¡¡LLEGARON LOS SUSPENSOS!!! QUÉ HAGO

El curso termina, los niños reciben las notas y más o menos sabemos como han ido durante el curso, pero ¿Qué hacemos si encontramos los suspensos que no esperábamos? De qué sirve enfadarse, gritar o castigar al niño, ya es tarde hay que buscar soluciones, tener tranquilidad y analizar realmente la situación y la búsqueda del remedio oportuno.En eso, básicamente, consiste la receta que maestros, pedagogos y psicólogos dan a los padres a la hora de afrontar los suspensos de sus hijos.

Es fácil decirlo, pero cuando nuestros hijos llegan repletos de suspensos, lo primero que hacemos es echarnos las manos a la cabeza, enfadarse, gritar, amenazar con no pisar la calle en todo el verano o quitar de la vista las consolas y demás juegos electrónicos.
Realmente es una frustración que se convierte en preocupación por parte de los padres, Petra María Pérez, catedrática de Teoría de la Educación y miembro del Instituto de Creatividad e Innovaciones Educativas de la Universitat de València (UV), subraya que hoy los padres se miden mucho a sí mismos por el éxito de sus hijos en los estudios y en la vida
Todos deseamos que nuestros hijos vayan bien en los estudios, no tengan conflictos con los amigos y todo les vaya bien en la vida,. Los suspensos, para los padres, es sinónimo de fracaso, de los hijos y de ellos mismos, un futuro incierto y oscuro que no se corresponde con la realidad. Y opina que un suspenso no es para alarmarse ni desmoralizarse y, por el contrario, “a veces puede resultar un acicate, una manera de aprender a superar la frustración y a poner más recursos personales para superar las dificultades”. Pérez remarca que lo importante en estos casos es no desmoralizar ni humillar al chaval con comentarios del tipo “eres un vago”, “es que eres muy torpe” o “no vales para estudiar”. “Lo importante es no hacer creer al niño o al adolescente que por ese suspenso ya no es bueno para los estudios, porque está demostrado que es más predictor de éxito académico el autoconcepto académico que uno tenga que no la inteligencia”, alerta la especialista en educación de la UV.

Su recomendación es ver el suspenso como una forma de enfrentarse a la frustración de no haber alcanzado el nivel exigido porque se ha descuidado, y de superarla con esfuerzo en lugar de que frustrarse suponga abandonar o derive en agresividad.
Claro que no es lo mismo un suspenso que cinco, ni fallar en lengua que en plástica, ciudadanía o educación física. Por eso, lo primero, cuando llegan unas notas con suspensos, es tener una visión realista, analizar las causas. “Si un chaval suspende una o dos, quizás es que tiene problemas en un área determinada o ha tenido dificultades con algún contenido concreto; pero si suspende seis asignaturas, entre ellas algunas… en que lo único que se exige es cumplir con las tareas que encargan los profesores, es que falla todo: la planificación, la organización, el tiempo dedicado a los deberes, las técnicas de estudio… Y eso no se soluciona con castigos eternos ni con profesores particulares; son problemas que han de afrontar los padres”, resume Benjamí Montenegro, del centro de Barcelona EPDI.
Una vez analizada las causas de los suspensos entre padres e hijo, los expertos recomiendan ir a hablar con el tutor. “Es importante ir juntos para que no quede la opción de decir luego que el chaval miente”, advierte Comellas. Petra M. Pérez advierte que no se trata de increpar al profesor con un “¿por qué ha suspendido a mi hijo?, sino plantearle “¿cómo podemos ayudarle?” y hablar de cómo se sitúa socialmente en clase, de si es un hecho puntual la caída derendimiento, a qué obedece….”
¿Fácil no?….. Suerte con los suspensos
Fuente: http://elorientablog.blogspot.com.es

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